jueves, 27 de agosto de 2009

Mi casa es tu casa... mi tiempo es tu tiempo...

Es difícil romper con un hábito, pero es más duro aún, ir en contra de nuestros propios deseos.
Sin embargo, si no puedes contra obstáculos pequeños y fáciles, ¿cómo pues, le harás contra las cosas más grandes?
La imitación de Cristo.
Libro I, Capítulo II.
Es hermoso saber que contamos con el amor de Dios; que él es fiel y que no nos desamparará, que él es nuestro sanador, y nuestro sustentador. Sin Cristo, estos días de incertidumbre económica e inseguridad física, los pasaríamos con temor. Sin embargo, formamos parte de una élite, a la que Dios guarda en su mismísima mano. Y aun, si estuviésemos sin trabajo, enfermos o amenazados, sabemos que podemos confiar en Dios y podemos gozar de la Paz que el mundo no conoce.

Y con todo eso, haciendo una reflexión hacia mi interior, encuentro que aveces y solo aveces, vivo la vida, ignorando lo que es, y sin tomar en cuenta lo que viene.
Enfrascado en mis deberes, y proveyendo para mi mismo. Haciendo de las ocupaciones un ídolo más. Hago con la vida, que Dios me dio, como me conviene, y vivo ajeno a la raíz donde fui injertado, y de la que bebo la rica sabia que me sustenta.
Oro mucho y hago poco; ¿cómo dice Santiago? ¡ah, si! “Así también la Fe, si no tiene obras es muerta... Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras...¿mas quieres saber hombre vano, que la fe sin obras es muerta?”

Trabajo aproximadamente 75 horas a la semana. Aparto para el Señor, no más de 8 horas entre sábado y domingo. Si lo pienso bien, una semana tiene 168 horas, de estas, el 44% representan “el sudor de mi frente” y el 56% son “mi tiempo libre”. El 8% de mi tiempo libre lo dedico a servir a Dios, el 92% de mi tiempo libre, me lo dedico a mi mismo. Y después digo “toma mi vida Señor, te pertenece”(himno 173) “haz conmigo como tu quieras”(himno 164). Quizá debiera decir, toma este 8% de mi tiempo libre Señor, en ese tiempo, has conmigo, como tu quieras.
¿Qué es eso? ¿recibirá el Señor, lo que me queda, del tiempo que me queda? Las sobras, del tiempo que me sobró (me recuerda una canción: El tiempo que te quede libre, si te es posible, dedícalo a mi...)
¿Soy digno de ser llamado discípulo?, ¿soy digno de ser llamado creyente?

Y estoy convencido, que no es un asunto de cantidades ( 8%, 9% o 20%...) es un asunto de actitud. Recuerdo la historia de Caín y Abel, cuando llevaron su ofrenda a Dios. (Gen Cap. 4) El primero llevó, dice: “del fruto de la tierra, UNA ofrenda a Jehová”, mas Abel llevó “de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas” ¿Que está implícito aquí?¿que Dios es carnívoro y no apetece las verduras? Se necesita estar loco para pensar que es lo ofrendado, lo que agradó a Dios. Dios se agradó del que ofrendaba. Por eso le dice “si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si mal hicieres...”
No dice Si bien trajereis, o si mal trajereis...Jamaiiis...
No es la oveja, no es la canasta de frutas. Será lo que YO HAGA, lo que agradará a Dios. Abel se preparó; primero tuvo que aprender cual era el mejor ganado, y después, se tomó tiempo eligiendo, cuidadosamente, cuál oveja era la más gorda. Caín solo tomo UNA ofrenda y quizá dijo “ahí ta’, que al cavo que a Dios no le importa cómo lo hago, lo que el ve es el corazón, él seguro va a ver que soy un corazón dispuesto”

Que cegado estaba Caín, no podía ver que su corazón, en realidad no estaba dispuesto, ¡así es! ¿no estaba dispuesto! el solo creía estar dispuesto, pero no estaba dispuesto a preparar lo mejor de su trabajo, lo mejor de su vida, lo mejor de su tiempo. Quizá tenía ocupaciones pendientes, no sé, algún gusano estaba dañando la vid, o el nogal estaba listo para varearse. Algo, algo más, ocupaba el tiempo que a Dios le corresponde. Parece que el salmo 33:3 dijera: Cantadle cántico nuevo; hacedlo de prisa, tañendo sin entretenerse, ¡que ya van a ser las ocho! En realidad dice: Hacedlo bien, tañendo con júbilo.
Permítanme, tengo que hacer una pausa para dialogar un poco con alguien:
- RAYMUNDO:
Pero Señor, ¡¡no me sale!!
-EL SEÑOR:
¡Hacedlo bien!
- RAYMUNDO:
Ya es muy tarde, no la riegues, a que hora voy a llegar, ya mejor ni quiero estar aquí...
- EL SEÑOR:
¡Tañendo con Júbilo!

Quiero dejar de ofrecerle a Dios, la parte más fea de mi tiempo, esa parte en la que tengo menos paciencia, en la que me concentro menos, en la que me dedico menos. Mejor quiero hacerlo al revés, le daré a Dios, la mejor parte de mi tiempo, la que no tiene prisa, la que tiene amor, la que no esta dispuesta a ofenderlo. Quiero que cuando cante “toma mi vida” lo haga sin mentir.
¿Señor, dónde quieres que te sirva?..Si Señor; ¿A donde quieres que vaya?..Si Señor; ¿con quien quieres que sirva?..Si, Señor; ¿cuáles cantos quieres que toque?..Si, Señor, si Señor, si Señor, si Señor...

No puedo dejar de hacer, lo que Dios quiere que haga, porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. Me duele, cuando mi mamá me pide que regresemos a Chihuahua, pero no estamos aquí, porque aquí escogimos, estamos aquí, porque aquí nos mandó el Capitán.

Yo los recogeré de los pueblos, y los congregaré de las tierras en las cuales estas esparcidos, y les daré la tierra de Israel.
Les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ustedes; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ustedes por Dios.

Raymundo.